Por Jorge Rachid
Decía Einstein que si se insiste en prácticas que han fracasado, tendremos los mismos resultados, es decir nuevos fracasos. Reconocer los cambios de etapa, los nuevos tiempos es parte esencial del accionar político, en la medida que la complejidad de un mundo convulsionado, en guerra, nos lleva a enfrentar nuevos desafíos, que sólo pueden hacerse si el pueblo acompaña, con información precisa de los acontecimientos, en los caminos que se están desarrollando y las decisiones que se toman, logrando visualizar los objetivos propuestos.
Entonces el diagnóstico debe ser preciso en identificar las principales causas de la crisis, en las cuales siempre aparece el enemigo detrás de cada situación crítica sectorial. Así si analizamos los temas de salud, educación, vivienda, salarios, obra pública, deuda externa, pobreza, entre otras, encontraremos un modelo implantado, desde hace décadas por el neoliberalismo, que además ha invadido las áreas culturales, económicas e institucionales, en una degradación colonial, a la cual ha dotado de mecanismos y procedimientos estructurales para fijar su posición dominante. Desconocer estos datos y tratar los temas como parcialidades sectoriales, no hace más que profundizar las crisis, postergarlas en el mejor de los casos, ya que es el mismo esfuerzo que achicar con un jarro un bote que hace agua. El enemigo pretende justamente eso, que cada análisis esté alejado del resto del panorama de dependencia estructural del sistema, de manera tal de poder operar sobre la realidad, como paracaidista polaco, ajeno a la realidad que contribuyó a crear. Obliga a mirar por el ojo de la cerradura, impidiendo la observación satelital, muestra la foto, esconde la película. Es la desmemoria que practica la colonización, no sólo sobre su propio accionar destructor de soberanía en cada período que gobernó, sino que opera sobre la misma identidad y memoria de los pueblos, que son sometidos a la subordinación obediente al imperio dominante.
Desde hace cinco décadas, esa práctica desplegada ha llevado a generaciones de argentinos a crecer en una cultura implantada, ajena a la memoria familiar y social de su propia vivencia y conformación de su subjetividad, en los primeros años de vida. Esa situación lleva a la naturalización de conceptos fijados por el colonizador, desde la apropiación de la palabra hasta temas estructurales como las ART o la degradación de las funciones del Estado. Ejemplo de las palabras apropiadas es la llamada Libertad individual, que no existe en una comunidad que se rige por contratos sociales que nos permiten convivir. Nadie podría irse del país sin pasaporte, ni manejar su coche sin registro, pero esos temas no registran cautelares judiciales del ejercicio libre de la vida.Pero sí pueden dejar de vacunarse, aunque eso provoque una situación sanitaria de contagio masivo, siendo ese un ejemplo paradigmático de esa apropiación colonizadora de nuestras propias palabras para su utilización inversa a la decisión del ejecutivo de vacunar defendiendo la vida y la libertad soberana de un pueblo en solidaridad social compartida, eso es libertad. Pero ese escenario se traslada a los hechos cotidianos que horadan la credibilidad pública en las instituciones, degradan la política, producen linchamientos mediáticos, sin que esos hechos diarios reciban una regulación sobre su accionar, que compromete la democracia misma.
Maniobrar en lo político en éste escenario, es la demostración de que la insistencia, en el marco del desarrollo de la convocatoria al consenso, en un marco de posición dominante neoliberal, sólo lleva a la consolidación de la dependencia estructural.
Entonces se hace necesario plantearse otros caminos de respuestas al pueblo argentino, que nos lleven a un proceso largo de descolonización, apoyado en cambios estructurales que nos llevan necesariamente a la confrontación, en el campo de la democracia y el funcionamiento pleno de las instituciones, pero que deben despojarse de su cooptación por parte de los factores de poder real. El ejemplo de la Corte Suprema es claro desde éste punto de vista, ya que ha operado en función de los intereses antipopulares y antinacionales, siendo la cabeza de la hydra de la persecución política sobre el movimiento nacional y popular.
Las respuestas que requieren los nuevos escenarios, serán necesariamente disruptivas, transformadoras de una cultura consolidada de sumisión y aceptación naturalizada de pautas y de conductas sociales implantadas por el enemigo. Así la escuela pública dejó paso a la supuesta importancia de la educación de gestión privada; el hospital público deteriorado, lo mismo que los sistemas solidarios, abriendo paso al lucro de los financiadores de la mal llamada medicina privada; las empresas del Estado privatizadas, acotando el nivel de decisión soberana sobre recursos estratégicos, desde los puertos privados del Paraná a Vaca Muerta. Ahora proponen, desde el macrismo, avanzar sobre los derechos sociales, Aerolíneas e YPF en la misma dirección, la del saqueo de los recursos naturales del país.
Si este es el diagnóstico, las respuestas del tratamiento debe ser igualmente enérgico en defensa de la Patria y del Pueblo, de los intereses compartidos por las mayorías populares enlazadas en el sentimiento patriótico, más allá de pertenencias políticas partidarias. La ideología es el conjunto de ideas con las cuales se mira en la vida el mundo, las cosas, las personas, el devenir y eso forma parte de esa memoria de identidad, que el enemigo intenta enterrar.
Reconstruir el UNASUR como concepto de Patria Grande, de unión de los pueblos que nunca debieron dejar de ser, superando la debilidad de los estados-nación, producto de la balcanización latinoamericana de los siglos XlX y XX por el imperio anglosajón y EEUU. Banco del Sur, producción para la defensa, medicamentos y vacunas, embajadas comunes, eliminación de las fronteras, son algunas de sus formulaciones, que hacen que el mundo Unipolar reaccione con mecanismos de extorsión y bloqueos.
Gestar una Nueva Constitución Nacional que se debata en el seno del pueblo, devuelva la soberanía nacional del proyecto de país federal, como conjunto de esfuerzos y no como facciones en disputa provinciales, modificando de raíz la matriz liberal del siglo XlX que imprimió la dependencia bajo el concepto de civilización o barbarie, siendo éste último término aplicado a los argentinos. Así se sigue “enseñando” en la educación formal primaria y secundaria, levantando próceres que entregaron la Patria y enterrando a quienes la defendieron.
Nacionalizar los servicios públicos que así se denominan por ser Derechos Humanos, calidad de vida al amparo constitucional, por lo cual no pueden estar al servicio del lucro empresarial privado. En el mismo sentido se impone la defensa de la soberanía del Paraná como eje estratégico de los mecanismos de crecimiento económico, evitando el saqueo multinacional de nuestras riquezas. Se inscribe ahí una necesaria planificación de recuperación de nuestras Malvinas, describiendo la estrategia de la OTAN sobre el Atlántico Sur con despliegue hacia la plataforma continental argentina, la Antártida y los pasos bioceánicos, que incluyen la escisión de la Patagonia Austral, en manos de propietarios extranjeros con diseño de ocupación territorial.
No hay democracia que resista con presos políticos y sin regulación estatal de medios de comunicación que han dejado de serlo, ya que son herramientas de la disputa del poder, al ser cooptados por los fondos de inversión buitres a nivel internacional. El capitalismo financiero ha reemplazado al productivo, la inversión en empresas fue desplazada al mercado de capitales, en ese cambio se produce un nuevo escenario internacional, al cual debemos darle respuestas estratégicas.
A ese tipo de políticas nacionales y populares se oponen los medios en forma cotidiana, generando sentimientos anti nacionales en el espacio simbólico de la conciencia colectiva del pueblo. Por esa razón la discusión sobre la viabilidad democrática “pavota”, al servicio de los nuevos dueños del poder, se discute hoy en el mundo.
Si este es el diagnóstico, las respuestas del tratamiento debe ser igualmente enérgico en defensa de la Patria y del Pueblo, de los intereses compartidos por las mayorías populares enlazadas en el sentimiento patriótico, más allá de pertenencias políticas partidarias. La ideología es el conjunto de ideas con las cuales se mira en la vida el mundo, las cosas, las personas, el devenir y eso forma parte de esa memoria de identidad, que el enemigo intenta enterrar.
Reconstruir el UNASUR como concepto de Patria Grande, de unión de los pueblos que nunca debieron dejar de ser, superando la debilidad de los estados-nación, producto de la balcanización latinoamericana de los siglos XlX y XX por el imperio anglosajón y EEUU. Banco del Sur, producción para la defensa, medicamentos y vacunas, embajadas comunes, eliminación de las fronteras, son algunas de sus formulaciones, que hacen que el mundo Unipolar reaccione con mecanismos de extorsión y bloqueos.
Gestar una Nueva Constitución Nacional que se debata en el seno del pueblo, devuelva la soberanía nacional del proyecto de país federal, como conjunto de esfuerzos y no como facciones en disputa provinciales, modificando de raíz la matriz liberal del siglo XlX que imprimió la dependencia bajo el concepto de civilización o barbarie, siendo éste último término aplicado a los argentinos. Así se sigue “enseñando” en la educación formal primaria y secundaria, levantando próceres que entregaron la Patria y enterrando a quienes la defendieron.
Nacionalizar los servicios públicos que así se denominan por ser Derechos Humanos, calidad de vida al amparo constitucional, por lo cual no pueden estar al servicio del lucro empresarial privado. En el mismo sentido se impone la defensa de la soberanía del Paraná como eje estratégico de los mecanismos de crecimiento económico, evitando el saqueo multinacional de nuestras riquezas. Se inscribe ahí una necesaria planificación de recuperación de nuestras Malvinas, describiendo la estrategia de la OTAN sobre el Atlántico Sur con despliegue hacia la plataforma continental argentina, la Antártida y los pasos bioceánicos, que incluyen la escisión de la Patagonia Austral, en manos de propietarios extranjeros con diseño de ocupación territorial.
No hay democracia que resista con presos políticos y sin regulación estatal de medios de comunicación que han dejado de serlo, ya que son herramientas de la disputa del poder, al ser cooptados por los fondos de inversión buitres a nivel internacional. El capitalismo financiero ha reemplazado al productivo, la inversión en empresas fue desplazada al mercado de capitales, en ese cambio se produce un nuevo escenario internacional, al cual debemos darle respuestas estratégicas.
A ese tipo de políticas nacionales y populares se oponen los medios en forma cotidiana, generando sentimientos anti nacionales en el espacio simbólico de la conciencia colectiva del pueblo. Por esa razón la discusión sobre la viabilidad democrática “pavota”, al servicio de los nuevos dueños del poder, se discute hoy en el mundo.
Para estos objetivos a largo plazo, como todas las gestas liberadoras, se impone la organización del movimiento nacional y popular, con una orgánica que dé lugar a discusiones horizontales y decisiones verticales, democratizando el rumbo bajo la conducción sin dudas de Cristina, pero de un colectivo que contenga movimientos sociales y obrero, CGT-CTA, los gobernadores, las Cámaras PYMES, los curas opción y villeros, los partidos aliados, las organizaciones de cuadros nacionales, constituyendo una herramienta conjunta de deliberación y decisión.
Cada vez que entramos al Gobierno por el voto popular, la vara de derechos y los espacios soberanos son más bajos, ya que el enemigo deja campo minado al retirarse, intentando que la “deconstrucción” que intenta llevar adelante el gobierno popular no se realice. Por esa razón el llamado diálogo sólo se logra con la teoría del ejercicio pleno del Estado como regulador social, desplazando al Mercado, que intenta ser preservado en esa función por los dueños del poder.
Es por esa razón que la lucha política es conflicto permanente, nunca la tranquilidad lagunera, sino la potencia del mar, es la que debe marcar la acción del gobierno, si quiere fortalecer a futuro el modelo social solidario y productivo, en una Patria justa libre y soberana, sólo posible desde la Tercera posición internacional y enrolados en el mundo Multipolar, sin estados gendarmes que nos tutelen.
Cada vez que entramos al Gobierno por el voto popular, la vara de derechos y los espacios soberanos son más bajos, ya que el enemigo deja campo minado al retirarse, intentando que la “deconstrucción” que intenta llevar adelante el gobierno popular no se realice. Por esa razón el llamado diálogo sólo se logra con la teoría del ejercicio pleno del Estado como regulador social, desplazando al Mercado, que intenta ser preservado en esa función por los dueños del poder.
Es por esa razón que la lucha política es conflicto permanente, nunca la tranquilidad lagunera, sino la potencia del mar, es la que debe marcar la acción del gobierno, si quiere fortalecer a futuro el modelo social solidario y productivo, en una Patria justa libre y soberana, sólo posible desde la Tercera posición internacional y enrolados en el mundo Multipolar, sin estados gendarmes que nos tutelen.
JORGE RACHID
PRIMERO LA PATRIA
PRIMERO LA PATRIA
BIBLIOTECA
José Coroleu: América Ed. Montaner y Simón
Josep Sánchez Cervelló: Descolonización y surgimiento del Tercer Mundo Ed. Agapea. com
Juan Perón: Modelo argentino para un Proyecto Nacional Ed. Instituto Nacional Juan D. Perón
José Coroleu: América Ed. Montaner y Simón
Josep Sánchez Cervelló: Descolonización y surgimiento del Tercer Mundo Ed. Agapea. com
Juan Perón: Modelo argentino para un Proyecto Nacional Ed. Instituto Nacional Juan D. Perón