Por Orlando Barone
Se ha dicho que quien oye las mayores estupideces es un cuadro en un museo. Yo agregaría que últimamente quien oye más estupideces que un cuadro es un telespectador de TN. En un libro estúpidamente inteligente leo esta adivinanza: ¿La televisión es un medio de comunicación estúpido para idiotas o un medio idiota para estúpidos? Lo que sí es cierto es que en la televisión un estúpido luce más completo y perfecto que en la vida. La prueba son algunos de los que triunfan en ella. El libro a que me refiero se llama: “El que no lea este libro es un imbécil”, yo lo leí para exceptuarme. Es de la editorial Taunus de Madrid, aunque la versión original es en italiano, porque su autor es Oliviero Ponte de Pino. Trata sobre los misterios de la estupidez humana a través de los tiempos y los sucesivos estúpidos. No figura país por país, pero se da por involucrados a todos. Un estúpido de Madagascar no es más ni menos estúpido que uno del río de La Plata. Y no importa si es o no candidato. Cada tanto lo releeo porque finalmente uno lee aquello que lo inspira. Desde ya que el tema de la idiotez me resulta familiar. El riesgo es no darse cuenta de que “el estúpido no sabe que es estúpido”. La misma pregunta podrían aplicarse tantos diputados opositores cuando compararon la nueva ley de medios como peor que la de la dictadura. Chiche Duhalde se puso a pensar y como no lo logró entonces dijo que “esta ley de medios es un disparate”. La diputada Silvana Giúdice, entre tantas, dijo que el gobierno quiere controlar lo que se piensa. ¿Cómo va a hacer? ¿ Les va a incrustar un chip a cada ciudadano en el cerebro? Deja la duda de si ella ya lo tiene incorporado. Gerardo Morales ha dicho que con esta Ley “el Gobierno se va a quedar cuarenta años”. Entonces leo: ¿Una idiotez consciente es más o menos idiota que una idiotez inconsciente? ¿Cómo calificar a quienes sin querer discutirla y sin saber cómo funcionará la nueva ley de medios amenazan ya con cambiarla? Nadie sabe a conciencia cuál es su propio coeficiente intelectual, y menos lo sabe si ni siquiera sabe si lo tiene. Es comprensible - como explica Ponte de Pino- porque: “ Hay gente que nace estúpida. Otra, para serlo tiene que ir a la Universidad”. O quedarse en casa. Y no hay diferencias. El lugar de la infección es cualquiera. Habría que investigar si últimamente residir tanto tiempo en la oposición predispone al contagio. Mauricio Macri cuando proclama que este gobierno es el más fachista (con “cehache”), habla con tanta autoridad como si fuera un especialista del rubro. Flaubert decía: “Una mollera vacía no está realmente vacía: está llena de basura”. Una última pregunta que me sugiere el libro: ¿Quién es más idiota, un opositor o un oficialista? Los opositores dejan dudas. A ellos les cuesta más tiempo leer la nueva ley de medios. Y no se dan cuenta, y todavía no logran entender qué quiere decir dictadura.
Carta abierta leída por Orlando Barone el 18 de Septiembre de 2009 en Radio del Plata.