Carta de lectores publicada en el diario La Opinión de Rafaela el 05/12/10 cuya autoría está especificada en la firma. Como dice el título de este blog, me sentí muy identificado con estas expresiones -algo parecido publiqué en el mismo diario hace uno años- y las comparto en mi blog.
¿A quién le toca dar el ejemplo?
Tuve la suerte de vivir aquel momento por todos soñado y deseado allá por el año 1983… la llegada de la democracia!!! El Gobierno elegido por el pueblo, la recuperación de los derechos individuales, la libertad, gobernantes que nos escuchen y respondan a nuestras necesidades, la libre expresión de las ideas, el resurgimiento de los ideales y de los idealistas, la vuelta del exilio, y así podríamos enumerar tantos sentimientos, tantas sensaciones encontradas!!!
Desde ese momento pudimos elegir a nuestros gobernantes (y no hablo sólo del Presidente de la Nación) a nivel comunal, provincial y nacional. No todos los gobiernos fueron iguales, hubo buenos, no tan buenos y muy malos… casi como para olvidar.
Pero más allá de eso todos estos años fueron años de aprendizaje, años de entender esta difícil manera de vivir en democracia. Difícil porque se necesita de todos y cada uno de nosotros, del compromiso solidario, de la actitud honesta, de la ética diaria; se necesita que cada uno aporte lo mejor de sí, sin egoísmos teniendo siempre presente que el país se construye para que todos sus ciudadanos puedan vivir con justicia, equidad de oportunidades, seguridad, y para que las generaciones futuras tengan posibilidades de seguir creciendo.
Escucho muy seguido decir a las personas que “ estamos así porque los que gobiernan no dan el ejemplo “, “el ejemplo tiene que venir de arriba”, “todos son unos corruptos”, “ nos roban, nos mienten”, etc. etc…..
Ahora bien, ¿no será esta una excusa facilista para justificar nuestras propias miserias y delegar responsabilidades?
Es fundamental que los gobernantes de un país den el ejemplo, así como lo debería hacer un padre de familia, un director de escuela, el jefe de una empresa, un presidente de un club, un jefe de policía, etc..
Por eso me pregunto: ¿A quién le toca dar el ejemplo?
¿Por qué no pensar que el ejemplo tenemos que darlo todos en cada momento de nuestra vida cotidiana?
¿Cuánta ética ponemos en nuestro accionar?
¿Cuánto sentido solidario tiñe nuestra relación con los demás?
¿La honestidad es moneda corriente en cada ocasión?
¿Somos capaces de dar y cumplir nuestra palabra en todo momento?
Y tantas otras preguntas que podríamos hacernos...
Nos quejamos que los demás “No hacen”, ¿y si dejamos de esperar y empezamos a hacer nosotros?
Cuando no respetamos las normas de tránsito; cuando tratamos de zafar de una multa con algún conocido que nos “salve”, cuando cobramos más de lo razonable porque un producto escasea, cuando le cobramos plus a los pacientes en un consultorio, cuando no remuneramos el trabajo en su justa medida; cuando evitamos dar a nuestros empleados todos sus derechos (trabajo en negro); cuando no respetamos las normas de “no estacionar”, “prohibido fijar carteles”, “no arrojar basura en la vía publica”, etc; cuando hacemos paros o manifestaciones y no respetamos los derechos de los demás, y podríamos engrosar más y más esta lista, ¿estamos dando el ejemplo que tanto reclamamos de los demás?
Para cerrar una reflexión de Víctor Frankl, psicoterapeuta austríaco. ”No podemos enseñar valores: debemos vivir valores. No podemos dar un sentido a la vida de los demás. Lo que podemos brindarles en su camino por la vida es, más bien y únicamente, un ejemplo: el ejemplo de lo que somos.”
Silvina Saliva
DNI – 18.198.237
¿A quién le toca dar el ejemplo?
Tuve la suerte de vivir aquel momento por todos soñado y deseado allá por el año 1983… la llegada de la democracia!!! El Gobierno elegido por el pueblo, la recuperación de los derechos individuales, la libertad, gobernantes que nos escuchen y respondan a nuestras necesidades, la libre expresión de las ideas, el resurgimiento de los ideales y de los idealistas, la vuelta del exilio, y así podríamos enumerar tantos sentimientos, tantas sensaciones encontradas!!!
Desde ese momento pudimos elegir a nuestros gobernantes (y no hablo sólo del Presidente de la Nación) a nivel comunal, provincial y nacional. No todos los gobiernos fueron iguales, hubo buenos, no tan buenos y muy malos… casi como para olvidar.
Pero más allá de eso todos estos años fueron años de aprendizaje, años de entender esta difícil manera de vivir en democracia. Difícil porque se necesita de todos y cada uno de nosotros, del compromiso solidario, de la actitud honesta, de la ética diaria; se necesita que cada uno aporte lo mejor de sí, sin egoísmos teniendo siempre presente que el país se construye para que todos sus ciudadanos puedan vivir con justicia, equidad de oportunidades, seguridad, y para que las generaciones futuras tengan posibilidades de seguir creciendo.
Escucho muy seguido decir a las personas que “ estamos así porque los que gobiernan no dan el ejemplo “, “el ejemplo tiene que venir de arriba”, “todos son unos corruptos”, “ nos roban, nos mienten”, etc. etc…..
Ahora bien, ¿no será esta una excusa facilista para justificar nuestras propias miserias y delegar responsabilidades?
Es fundamental que los gobernantes de un país den el ejemplo, así como lo debería hacer un padre de familia, un director de escuela, el jefe de una empresa, un presidente de un club, un jefe de policía, etc..
Por eso me pregunto: ¿A quién le toca dar el ejemplo?
¿Por qué no pensar que el ejemplo tenemos que darlo todos en cada momento de nuestra vida cotidiana?
¿Cuánta ética ponemos en nuestro accionar?
¿Cuánto sentido solidario tiñe nuestra relación con los demás?
¿La honestidad es moneda corriente en cada ocasión?
¿Somos capaces de dar y cumplir nuestra palabra en todo momento?
Y tantas otras preguntas que podríamos hacernos...
Nos quejamos que los demás “No hacen”, ¿y si dejamos de esperar y empezamos a hacer nosotros?
Cuando no respetamos las normas de tránsito; cuando tratamos de zafar de una multa con algún conocido que nos “salve”, cuando cobramos más de lo razonable porque un producto escasea, cuando le cobramos plus a los pacientes en un consultorio, cuando no remuneramos el trabajo en su justa medida; cuando evitamos dar a nuestros empleados todos sus derechos (trabajo en negro); cuando no respetamos las normas de “no estacionar”, “prohibido fijar carteles”, “no arrojar basura en la vía publica”, etc; cuando hacemos paros o manifestaciones y no respetamos los derechos de los demás, y podríamos engrosar más y más esta lista, ¿estamos dando el ejemplo que tanto reclamamos de los demás?
Para cerrar una reflexión de Víctor Frankl, psicoterapeuta austríaco. ”No podemos enseñar valores: debemos vivir valores. No podemos dar un sentido a la vida de los demás. Lo que podemos brindarles en su camino por la vida es, más bien y únicamente, un ejemplo: el ejemplo de lo que somos.”
Silvina Saliva
DNI – 18.198.237