6 de junio de 2012

¡Qué verde era mi dólar..!

Por Juan Cruz del Sur
Cual un virus de esos que, cada tanto y aprovechando la baja de las defensas, reaparecen para aprovechar la ocasión y causar daño, la fiebre del dólar ha vuelto a aparecer en el cuerpo social argentino. Quien más, quien menos, todos en este país sentimos al billete verde como un viejo conocido que nos ofrece su refugio en tiempos de incertidumbre. Pero, para algunos conciudadanos, el derecho a adquirir y atesorar divisas forma parte indisoluble de nuestro ser nacional, constituyendo, junto a la vida y la libertad, el tercer derecho humano en importancia, antes que la educación o la salud. Restringir, por lo tanto, el sublime ejercicio de la compra-venta del dólar constituye para ellos un incalificable atropello, sólo compatible con el ejercicio de un autoritarismo desenfrenado. Ajenos al mensaje de fe "In God we trust", impreso sobre el billete verde, miles de compatriotas se encomiendan a este fetiche de papel con una veneración sólo comparable a la bíblica adoración del becerro de oro, que a punto estuvo de desatar sobre el pueblo elegido todo el furor de la ira divina. Y, a tono con la nueva y desconcertante denominación de "blue", eufemismo que alude a ese ilícito objeto del deseo otrora llamado "paralelo", los blues del ahorrista desesperado resuenan diariamente en los comentarios apocalípticos de los sufridos ciudadanos. "Este país no es serio: en Estados Unidos todo el mundo puede comprar dólares, no como acá", comenta en la cola del banco una jubilada muy enojada mientras ve en el televisor sin volumen los títulos catástrofes aludiendo al tema del momento. "Lo que pasa es que allá el cambio es 1 a 1", acota un señor con cara de saberlo todo, "yo sé porque mi sobrino estuvo en Miami y me lo confirmó: todo lo que acá vale un peso, allá vale un dólar". Afuera, en la calle, cada quien se defiende como puede. "Se aceptan pesos y reales", reza, tentador, el cartelito adherido al sombrero con que recoge sus propinas un músico callejero. Y, hartas de los menospreciados botines en moneda nacional, las bandas dedicadas a las salideras bancarias utilizan perros entrenados para detectar dólares. "No vale la pena arriesgarse por un maletín con pesos argentinos", nos confió un avezado arrebatador que deambula por la city rosarina, y agregó: "Ni tampoco nos interesa robar dólar oficial: ahora nos tiramos al blue, que cuesta 30% más". Mientras tanto, y emulando el enigmático ojo que, desde el vértice de la pirámide, todo lo observa en el dorso del billete verde -ahora azul-, el omnipresente y vilipendiado Estado se sigue inmiscuyendo en los secretos más preciados de los argentinos, aquéllos que guardamos, celosamente, en la intimidad de la propia billetera. 

Audios Geopolítica Latinoamericana

Secretos De La Tierra - Audios de Manuel Lagleyze