19 de septiembre de 2014

LIBERTAD DE EXPRESIÓN – ANONIMATO – CORRUPCIÓN

Sin lugar a dudas, a riesgo de equivocarme, decir que uno de los principales derechos que nos permite desarrollar el sistema democrático -muchas veces mal utilizado por cierto- es el de poder expresarnos, el de poder manifestarnos en total y absoluta libertad.
Aunque existen muchas opiniones periodísticas, políticas y sociales que expresan lo contrario, nos damos cuenta que muchas de esas afirmaciones son contradictorias en sí mismas ya que se proclaman diciéndose cualquier barbaridad o exhibiéndose gruesos exabruptos gestuales y expresándose improperios verbales o escritos. Y todo esto, aseverándose que en este país no existe libertad para expresarse.
Las nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, difundidas como las TICS, nos permiten concreta y casi masivamente acceder a este derecho y éste es ejercido en absoluta libertad. A esto quiero referirme puntualmente con esta nota de opinión. Lo hago desde la formulación de algunos interrogantes que como tales demuestran inquietud sobre algunos modos de participación en medios escritos, aportando para la reflexión y haciendo uso de ese derecho que motiva este comentario.
Trato de fundamentar mi observación desde esa misma libertad. Existiendo y estando garantizado constitucional y legalmente este derecho -ya nadie va preso y no es delito opinar aún calumniando e injuriando- ¿qué sentido tiene entonces participar comentando notas en aquellos medios de comunicación que lo permiten escondidos en seudónimos? ¿Por qué muchos participantes desde ese anonimato se dedican a insultar, agraviar, adjetivar a la persona de quienes sí se identifican, más que a opinar y debatir el contenido de lo publicado? ¿Podríamos calificar a esta conducta como una lamentable confirmación de incultura ciudadana? ¿Deberían los Medios que permiten esta posibilidad de participación exigir real acreditación de identidad a sus lectores-comentaristas?
Si bien esta observación la podríamos generalizar como práctica común a la gran mayoría de los Medios de Comunicación y en todo el mundo, al menos en sus versiones on-line, no por ello debemos aceptarlo como algo inmodificable o no pasible de correcciones.
Desde mi acotado entendimiento, una manera de bajar el alto nivel de violencia verbal ejercida en estas participaciones podría lograrse al exigirse una fehaciente acreditación documentada a los lectores. ¿Qué necesidad hay de esconderse en seudónimos cuando está garantizada la libertad de expresión? Si no te gusta la opinión del otro, si necesitas injuriar, ofender, calificar, hazlo, si piensas que es lo correcto, nada te lo impide, pero hazlo con tu identidad verdadera. Se permitiría así replicar en igualdad de condiciones y a conocer quienes son los que necesitan opinar agraviando, se le daría entidad al debate y posibilidad de algún intercambio más personalizado. ¿Se entiende?
Al permitirse estas participaciones anónimas se seguirán fomentando y se incrementarán conductas violentas que nada aportan a una sana convivencia comunitaria. De este modo también se ejerce violencia y corrupción y no se aporta positivamente al crecimiento cultural armónico y de respeto al otro.
También quiero expresarme sobre la interpretación que muchas veces se le da o entendemos por corrupción. Muchos medios al informarnos hablan de ella haciéndolo generalmente desde la acusación directa y refiriéndose casi siempre como algo inherente solo a la función pública o la militancia política. Desinformar, tergiversar, manipular la información -entre tantos otros hábitos y costumbres- también es corrupción y debería denunciarse con el mismo empeño y firmeza. También lo es, permitir expresiones desde el anonimato o desde la generalidad del “todo vale”.
Quiero transcribir textualmente el significado que el diccionario de nuestra lengua atribuye a las palabras corrupción y corromper. Luego de analizar cada definición conceptual de estas palabras, dejo librado a la inteligencia y capacidad intelectual de cada lector, la interpretación del contenido que quise imprimirle a esta nota al opinar sobre libertad de expresión, anonimato y corrupción.


CORRUPCIÓN:
1.- Acción y efecto de corromper.
2.- Alteración o vicio en un libro o escrito.
3.- Vicio o abuso introductorio en las cosas no materiales.            Corrupción de costumbres, de voces.
4.- En las organizaciones especialmente públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores.
CORROMPER:
1.- Alterar y trastocar la forma de algo.
2.- Echar a perder, depravar, dañar, pudrir.
3.- Sobornar a alguien con dádivas o de otra manera.
4.- Pervertir o seducir a alguien.
5.- Estragar, viciar. Corromper las costumbres, el habla, la literatura.
6.- Incomodar, fastidiar, irritar.

7.- Oler mal.

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