Por Carlos Daniel Pedemonte cdpargentina@wilnet.com.ar
(Debatiendo con
Emilio Grande)
Los lectores con el paso de los años, desarrollamos la capacidad de discernir
o descubrir quienes y que intereses están detrás
de una nota. Algunos comunicadores ocultan hábilmente su cometido logrando confundir al lector,
pero la gran mayoría lo hace
torpemente, casi con desparpajo,
confiados en la protección que brinda la
libertad de opinión y la de prensa, o como diría el
Marqués de Sade, "...porque la letra no
daña". Muchas notas
se suceden con el mismo tono, casi sistemáticamente, desacreditando y rechazando los logros del gobierno
nacional, en forma (des) honesta. Esto no
resulta extraño, aunque surgen muchos interrogantes cuando el que la escribe
es el Sr.
Emilio Grande, de cuyo excelente cuño intelectual nadie
duda. ¿Por qué
se lanza en una nota, comparando a la presidenta, y a la situación de los jubilados, con los
horrores del nazismo? De otros
columnistas se podría pensar que se sienten bien congraciándose con los sectores mas revulsivos de la
sociedad, o desean recibir la complacencia de los
tituleros, que analizan todo desde la superficie, con la misma lógica que aceptan al brócoli o al aloe vera,
como la solución a sus problemas.
Para ilustrar mi comentario, en pocas
palabras explicaré las diferencias genéticas entre el
nazismo y el peronismo, hoy dominado por la corriente kirchnerista. El nazismo sustenta
en su ideología la importancia central
del estado, donde la organización social y económica de la nación, gira en derredor del
mismo estado, dejando al individuo, sus libertades y sus derechos en un segundo orden, exacerbando el
nacionalismo y el racismo, en detrimento de lo que ellos
consideran pueblos inferiores. (Actitud, curiosamente
coincidente con el
mensaje xenofóbico
de los medios monopólicos). Muy por el contrario el
peronismo, hace centro en el individuo, llegando a los eslabones mas postergados
del entramado social, hecha raíz en la sociedad, nutriéndose
del rico barro de la diversidad, la inclusión y los lazos de
hermandad. Alienta al individuo
empoderándolo de derechos, estimulándolo a organizarse en
pos de mayores conquistas, para que cada día sea un poco más feliz. El estado en el peronismo si bien está presente, actúa
de observador, coordinador y garante de los designios
populares.
El
Sr. Emilio Grande conoce de estas diferencias y reconoce en su nota que los
jubilados están mejor que antes, pero
insiste asimismo con un paralelismo imposible de
sustentar. A pesar que este diario siempre se destacó en la lucha por los derechos de la clase pasiva, nunca se publicaron notas de este
tono; ni cuando
existían las AFJP que esquilmaban al
trabajador con comisiones del 30 % o cuando empresarios de la ciudad
conseguían esos dineros al 12 % y los
prestaban al 90 % anual. Sólo es aceptable si se tratase de una estrategia
comercial, para
instalar una discusión, porque si el fin
es esmerilar la imagen de la presidenta, de nada ha
servido, dado que su imagen positiva
supera el 50%. El sistema jubilatorio argentino es el
más justo e
inclusivo de Latinoamérica, hoy abarca a casi el 100% de la clase pasiva,
pagando en promedio, el 79 % del tan anhelado 82
% móvil, además de
brindar una amplísima cobertura social y medicinal.
La irrupción en la política
nacional de Nestor Kirchner y luego su esposa, nos trajo desde el sur vientos
que barrieron los pesados nubarrones que asechaban nuestra
nación, dejándonos el cielo más azul y blanco que nunca antes en nuestra
historia. Esos vientos limpios y
frescos, movieron las aspas de la
prosperidad, para
darnos más trabajo,
más inclusión, más autoestima y más justicia social, a pesar de
todos los ataques, todos los contratiempos, todas las
mentiras y todas las trabas interpuestas por propios y extraños.
Para terminar y a modo de reflexión le dejo un
pensamiento:
“Podrán detener los molinos, pero el viento seguirá
soplando”